Maestros de la intriga y la provocación, carentes de ética y
de escrúpulos, los tiranos globalistas vienen socavando la civilización occidental desde hace ya más
de cien años, destruyendo y aniquilando su cultura y su identidad, principal
obstáculo en su camino hacia la instauración de su anhelado Nuevo Orden Mundial.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia no deja de ser un
nuevo movimiento en su particular partida de ajedrez donde no tienen reparo
alguno en sacrificar peones en aras de la consecución del triunfo final.
Rusia-Putin, Ucrania-Zelenskyy, la Unión Europea y, sobre
todo, sus respectivos pueblos, son esta vez los sacrificados.
A Putin le han echado tanta mierda encima, sea verdadera o
falsa, que difícilmente levantará cabeza en un mundo que, la tele dixit, le
quiere ver juzgado y condenado por su atrevimiento.
Rusia recibirá sanciones económicas adicionales a las que ya
tenía lo que, en mayor o menor medida, afectará a su ya maltrecha economía.
Los rusos ya sufren la “rusofobia” de las idiotizadas masas
occidentales que, tras mostrárseles el camino del odio al disidente durante la
pantomima pandémica, arremeten contra los que en la tele son señalados, antes eran
los no vacunados y ahora son los rusos. A este odio maseril, se une la inquina
de Empresas e Instituciones, afines al buenrrollismo globalitario agendado, que
toman represalias gratuitas y crueles en todos los ámbitos (laboral, cultural,
deportivo, etc.) contra los rusos, sólo por serlo. Como cuando no te dejan
jugar al tenis si no te inoculas. Mismo objetivo, mismas reglas.
A Zelenskyy le prometieron el oro y el moro si participaba en
el acoso a Rusia y a la postre, más allá de inútiles aplausos, le han dejado
con el culo al aire, eso sí dotándole de armamento que no hace más que alargar
su agonía, agonía que sobre todo sufre su pueblo que tiene que abandonar su
país con lo puesto, o quedarse a luchar en unas condiciones flagrantes de
desigualdad con respecto al potencial bélico del enemigo.
Fiel lacaya del Deep State estadounidense que ni la quiere
ni la respeta, la Unión Europea se ha enfrentado, sin motivo ni justificación
alguna, con su principal proveedor energético comprometiendo el bienestar de su
economía, ya muy tocada por la Pandemia, y el de su pueblo al que le tocará
lidiar con una espiral inflacionista desbocada que llevará a muchos a la ruina
o al borde de la ruina. Es el “no tendrás nada y serás feliz” de los
repugnantes oligarcas que se frotan las manos imaginándonos inmovilizados, encerrados
en nuestras casas y muertos de frío, como ya se han atrevido a sugerir con una
insultante desfachatez el Borrell y la Botín, dos de sus esbirros patrios. Por
su parte, Victoria Nuland, ex Subsecretaria de Estado norteamericana, escenificó
su desprecio a la pusilánime y servil Unión Europea, cuando durante una
conversación en el 2014 con su embajador en Ucrania soltó su ya tristemente
famosa, pero altamente clarificadora, frase “Que se joda la UE”.
Pero entonces, ¿A quién beneficia esta guerra?.
Al Globalismo y, en especial, a su niño mimado, los EEUU, regidos
por un poderosísimo Deep State valedor de los intereses de aquel. Los EEUU,
alejados del escenario bélico y sin apenas relaciones comerciales con Rusia son
los claros beneficiados por las sanciones que ellos mismos han promovido e
instigado y que, de llevarse a cabo en su totalidad, incrementarán considerablemente
sus exportaciones de Gas a Europa. Es curioso que Victoria Nuland, la del “Que
se joda la UE”, declarara que «Si Rusia invade Ucrania, Nord Stream 2 no
seguirá adelante», desactivando de esta forma el proyectado gasoducto entre
Rusia y Alemania, sin pasar por Ucrania, que provocará que la UE tenga que
adquirir gas licuado estadounidense, infinitamente más caro y mucho menos
ecológico que el ruso. Nuevamente para servir a su amo, los perros obedientes
de la UE reniegan de sus “principios” ecologistas que, no obstante, volverán a
ser invocados cuando les resulte conveniente.
Esta oportuna guerra, por tanto, agravará la terrible crisis
económica conscientemente iniciada gracias a la instauración a nivel global,
con la inestimable colaboración de la muy fiel OMS, de una Dictadura Sanitaria
sin parangón en la historia reciente. Pero lo más trágico es que esta guerra,
además, les servirá para tapar las trágicas consecuencias que las aberrantes
medidas tomadas al amparo de la falsa Pandemia han tenido para la población
mundial. Y por si esto fuera poco, se servirán de la guerra para justificar,
con la desfachatez que les caracteriza, la ya gravísima situación económica
generada, para lo que ya han cursado a sus esbirros instrucciones al respecto.
No olvidemos que uno de sus lacayos más fieles, nuestro
querido presidente Pedro Sánchez, en una reciente intervención en el Congreso,
le echaba la culpa de todo a Putin, pese a que las tarifas energéticas llevaban
disparadas desde mucho antes del comienzo de la guerra. Curioso también
constatar, que TVE intentara avalar dicha afirmación, situando el comienzo de
la guerra en diciembre, no en febrero, con lo que la manipulación de los medios
resulta, a estas alturas, además de evidente, burda. Y para rematar el
desaguisado y hundirnos más en la miseria, Su Sanchidaz se enamora de repente
de Marruecos, con cuyo gobierno se jura fidelidad en el tema del Sahara,
consiguiendo de esta forma enemistarse con Argelia, cuyo gas podría paliar en
cierto modo la crisis de suministro provocada por el bloqueo a Rusia. Si este
individuo no cumple órdenes, que venga Dios y lo vea.
Y ¿de qué arteras
maniobras se ha servido el Globalismo para provocar un conflicto que le viene
como anillo al dedo? Pues, sin profundizar en exceso, ahí van algunas
pinceladas.
Ya he citado la provocación, en la que son maestros
consumados (lo demostraron en Pearl Harbour), como uno de los principales
detonantes. La expansión de la OTAN hacia el Este de Europa, incumpliendo sus
promesas tras la Guerra Fría ha tenido las consecuencias deseadas.
Otro de los actores principales en esta crisis es el
corrupto Joe Biden, actual presidente de los EEUU y presa fácil del chantaje
globalista dada su falta de honestidad. Biden fue la mano derecha, con poderes
para manejar la política internacional, de Barack Obama. Como tal tendió la
mano a los nacionalistas ucranianos sembrando la discordia con Rusia, todo para
encubrir las oscuras maniobras de su hijo Hunter, contratado en 2014 como
consultor por la mayor empresa energética (gas y petróleo) de Ucrania, Burisma
Holdings. Para ello no dudo en escorar la política norteamericana en aras de facilitar
a Ucrania el control del territorio oriental, en disputa con Rusia y objeto de deseo
de Burisma por los codiciados depósitos de gas existentes en su subsuelo. A tal
punto llegaron las maniobras de los Biden, que el procurador general ucraniano,
Viktor Shokin, abrió una investigación sobre Hunter Biden, que se resolvió, tal
y como reconoce su padre, el presidente Biden, mediante “su intervención sobre
el entonces presidente Petro Poroshenko y el primer ministro Arsenij Yatseniuk
para evitar las investigaciones sobre su hijo”. Biden, según publicó el New
York Post, había amenazado con retener una garantía de préstamo de mil millones
de dólares en Estados Unidos durante un viaje a Kiev en diciembre de 2015, “Si
el Procurador General Shokin no es despedido, no tendrán el dinero» Y Shokin fue
efectivamente despedido, salvando a Hunter de un nuevo escándalo.
Decisiva para el Globalismo en Ucrania fue la llamada Revolución del Euromaidan, por la que el Presidente Yanukóvich,
proruso, fue derrocado para instalar un gobierno prooccidental. Fue una
operación auspiciada por George Soros, tal y como declaró con franqueza a la
CNN: «Tengo una fundación en Ucrania desde antes de que se independizara de
Rusia; esta fundación siempre ha estado en el negocio y ha jugado un papel
decisivo en los acontecimientos de hoy». Este cambio de gobierno precipitó un
clima de guerra civil entre paramilitares nacionalistas ucranianos y
partidarios de la permanencia bajo la órbita de Rusia. Tras los cruentos
enfrentamientos de mayo de 2014, se firmó en septiembre de ese mismo año por
representantes de Ucrania, Rusia, Donetsk y Lugansk, el Protocolo de Minsk,
donde se acordaba la retirada de los grupos armados ilegales, del material
militar, así como de los combatientes y mercenarios del territorio de Ucrania
bajo la supervisión de la OSCE y el desarme de todos los grupos ilegales,
acuerdo que el Gobierno ucraniano jamás cumplió para desgracia de las
poblaciones de habla rusa de Donetsk y Lugansk, que han sufrido todo tipo de
tropelías desde entonces ante la pasividad del bloque globalista, OTAN/EEUU/UE,
que, como no podía ser de otra manera, miraron para otro lado.
Respecto al presidente Zelenskyy, actor cómico de éxito y
miembro del descaradamente globalista “World Economic Forum” cumple
perfectamente los requisitos para implementar la agenda de reformas que en
materias como la igualdad de género o la economía verde todo país, Globalismo
impone, debe adoptar. No es de extrañar que se haya beneficiado del apoyo del
todopoderoso Klaus Schwab y sus aliados para llegar al poder y asegurarse de
que el Gran Reseteo también se lleve a cabo en Ucrania. Claro que, oro parece,
plata no es. La lucha contra la corrupción pregonada por el presidente
ucraniano en su papel de «servidor del pueblo» no se corresponde, sin embargo,
con la imagen que se desprende de él a partir de los llamados papeles
de Pandora, en los que parece que el multimillonario judío Kolomoisky le
pagó 40 millones de dólares en vísperas de las elecciones a través de cuentas
en paraísos fiscales. Por no hablar de la persecución despiadada a la que
somete a sus adversarios políticos, a la clausura de canales de televisión no
afines (en febrero de 2021 cerró siete emisoras de televisión, entre ellas ZIK,
Newsone y 112 Ucrania, todas ellas culpables de “amenazar la seguridad de la
información y de estar bajo influencia rusa maligna”) y la colocación en
puestos clave para el Globalismo de elementos pertenecientes a su estructura,
como sucedió con el nombramiento de Mykhailo Fedorov, también miembro del World
Economic Forum, como Vicepresidente y Ministro de Transformación Digital. El
propio Zelenskyy ha admitido tener como inspiración al Primer Ministro de
Canadá Justin Trudeau, uno de los más ladinos y crueles servidores del
Globalismo Internacional, que ha provocado recientemente en su país una de las
protestas más largas y multitudinarias de toda su historia.
Ahondando en este personaje y para arrojar luz sobre su
relación con los muy globalistas Word Economic Forum y Fondo Monetario
Internacional, me apoyo en las palabras del Arzobispo Viganò:
“Como ha demostrado el
trágico precedente de Grecia, las soberanías nacionales y la voluntad popular
expresada por los parlamentos son borradas de facto por las decisiones de las
altas finanzas internacionales, que interfieren en las políticas
gubernamentales mediante el chantaje y la extorsión descarada de carácter
económico. El caso de Ucrania, que es uno de los países más pobres de Europa,
no es una excepción.
Poco después de la
elección de Zelenskyy, el Fondo Monetario Internacional amenazó con no conceder
a Ucrania un préstamo de 5.000 millones de dólares si no cumplía sus
exigencias. Es evidente que las intervenciones del FMI tienen como objetivo
obtener el compromiso del gobierno ucraniano de alinearse con las políticas
económicas, fiscales y sociales dictadas por la agenda globalista, empezando
por la «independencia» del Banco Central de Ucrania del gobierno: un eufemismo
con el que el FMI pide al gobierno de Kiev que renuncie al control legítimo
sobre su Banco Central, que es una de las formas de ejercer la soberanía nacional,
junto con la emisión de dinero y la gestión de la deuda pública. Apenas cuatro
meses antes Kristalina Georgieva había lanzado el Gran Reseteo junto a Klaus
Schwab, el príncipe Carlos y el secretario general de la ONU António Guterres.
Lo que no había sido
posible con los gobiernos anteriores se llevó a cabo bajo la presidencia de
Zelenskyy, que entró en la órbita del WEF junto con el nuevo gobernador del
BCU, Kyrylo Shevchenko. Menos de un año después, para demostrar su fidelidad, Shevchenko
escribió un artículo para el WEF titulado “Central
banks are the key to countries climate goals and Ukraine is showing the” [Los bancos centrales son la
clave para los objetivos climáticos de los países y Ucrania está mostrando el
camino] Así se aplica la Agenda 2030, bajo chantaje.
También hay otras
empresas ucranianas que tienen vínculos con el WEF: la Caja de Ahorros Estatal
de Ucrania (una de las mayores instituciones financieras de Ucrania), el Grupo
DTEK (un importante inversor privado en el sector energético ucraniano) y Ukr
Land Farming (líder agrícola en cultivos). Los bancos, la energía y la
alimentación son sectores que encajan perfectamente con el Gran Reseteo y la
Cuarta Revolución Industrial teorizados por Klaus Schwab.”
La guerra de Ucrania forma parte de los planes del Nuevo
Orden Mundial. Sólo, como ya dije, leyendo el conflicto en clave globalista
podemos hacernos una idea de a qué nos enfrentamos. Viganò lo explica así:
“La censura que se
está imponiendo a las emisoras rusas está claramente dirigida a impedir que la
narrativa oficial sea desmentida por los hechos. Pero mientras los medios de
comunicación occidentales muestran imágenes del videojuego War Thunder,
fotogramas de la película La
Guerra de las Galaxias, explosiones en China, vídeos de desfiles
militares, imágenes de Afganistán, del metro de Roma o imágenes de crematorios
móviles, haciéndolas pasar por escenas reales y recientes de la guerra en
Ucrania, la realidad se ignora porque ya se ha decidido provocar un conflicto
como arma de distracción masiva que legitime nuevas restricciones de las
libertades en las naciones occidentales, según los planes del Gran Reseteo del
Foro Económico Mundial y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
Es evidente que el
pueblo ucraniano, más allá de las cuestiones que pueda resolver la diplomacia,
es víctima del mismo golpe de estado global que están llevando a cabo las
potencias supranacionales que pretenden, no la paz entre las naciones, sino el
establecimiento de la tiranía del Nuevo Orden Mundial. Hace apenas unos días,
la parlamentaria ucraniana Kira Rudik declaró a Fox News, mientras sostenía un
kalashnikov: «Sabemos que no solo luchamos por Ucrania, sino también por el
Nuevo Orden Mundial».
Las violaciones de los
derechos humanos en Ucrania y los crímenes de las milicias paramilitares denunciados reiteradamente por Putin no
pudieron encontrar una solución política porque fueron planificados y
fomentados por la élite globalista, con la colaboración de la Unión Europea, la
OTAN y el deep state estadounidense,
con un tono antirruso destinado a hacer inevitable una guerra cuyo objetivo es
imponer, principalmente en Europa, la adopción forzosa del racionamiento
energético, las restricciones a los viajes, la sustitución del papel moneda por
el dinero electrónico y la adopción del DNI digital. No estamos hablando de
proyectos teóricos. Se trata de decisiones que están a punto de tomarse
concretamente tanto a nivel europeo como en cada país.”
Más allá de la evidente falta de legitimidad de la
intervención de la OTAN y la UE en Ucrania, mediante el envío de fondos y armas
a un país que no es miembro de ninguna de las dos instituciones, llama la
atención como algunos esbirros, países y organismos internacionales se toman la
libertad de saltarse sus propias normas si sus amos así se lo ordenan. Es
llamativo el caso de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der
Leyen, que violando los artículos 9, 11 y 12 del Tratado de Lisboa, toma la
decisión de enviar fondos y armas a Ucrania, decisión que no es de su
competencia, ya que el Consejo Europeo y el Alto Representante son los facultados
para ello. Perra obediente a la que nadie osa parar, pese al peligro que su
decisión supone para los europeos que se exponen a hipotéticas represalias
rusas.
Y para ir terminando, vuelvo a recurrir a la clarividencia
de Viganò cuando dice,
“La crisis
ruso-ucraniana no estalló de repente hace un mes. Ha sido preparada y fomentada
durante mucho tiempo, comenzando ciertamente con el golpe blando de 2014 que
fue deseado por el deep state estadounidense
en clave antirrusa. Así lo demuestra, entre otros hechos incontestables, el
entrenamiento del Batallón Azov por parte de la CIA «para matar rusos». , Las
intervenciones realizadas por Joe y Hunter Biden han ido en la misma dirección.
Por lo tanto, hay pruebas de una premeditación a largo plazo, coherente con la
implacable expansión de la OTAN hacia el Este. La Revolución de Colores de
Euromaidan, así como el establecimiento de un gobierno pro-OTAN compuesto
por homines novi entrenados
por el Foro Económico Mundial y George Soros, tenían como objetivo crear las
condiciones para la subordinación de Ucrania al bloque de la OTAN, alejándola
de la influencia de la Federación Rusa. Para ello, la acción subversiva de las
ONG del filántropo húngaro, apoyada por la propaganda mediática, ha mantenido
en silencio los crímenes de las organizaciones paramilitares, financiadas por
los mismos que patrocinan a Zelenskyy.
Por otra parte, sin el
pretexto de una guerra, ¿cómo podrían justificar la subida del precio del gas y
de los carburantes, forzando el proceso de transición «ecológica» impuesto
desde arriba para controlar a las masas empobrecidas? ¿Cómo podrían hacer
tragar a los pueblos del mundo occidental la instauración de la tiranía del
Nuevo Orden Mundial, cuando la farsa de la pandemia se desvelaba y sacaba a la
luz los crímenes contra la humanidad cometidos por las grandes farmacéuticas?
Y mientras la UE y los
jefes de gobierno culpan a Rusia de la inminente catástrofe, las élites
occidentales demuestran que incluso quieren destruir la agricultura, para
aplicar los horrores de la hambruna a escala mundial. Por otra parte, en muchas
naciones (entre ellas Italia) se está teorizando la privatización de las vías
fluviales -y el agua es un bien público inalienable- en beneficio de las
multinacionales y con el objetivo de controlar y limitar las actividades
agrícolas. Hoy en día, a la luz de las sanciones impuestas a Rusia y de la
enorme reducción del suministro de cereales, podemos entender las enormes
inversiones de Bill Gates en agricultura, siguiendo la misma lógica despiadada
de obtención de beneficios ya experimentada con la campaña de vacunación.
…porque mientras se
les promete (al pueblo ucraniano) la
libertad frente al invasor con el que comparten la herencia religiosa y
cultural común de haber sido en su día parte de la Gran Rusia, en realidad lo
que se está preparando cínicamente es su anulación definitiva, su esclavización
al Gran Reseteo que prevé todo menos la protección de su identidad, su
soberanía y sus fronteras.
Que el pueblo
ucraniano mire lo que les ha pasado a las naciones de la Unión Europea: el
espejismo de la prosperidad y la seguridad se derrumba con la contemplación de
los escombros dejados por el euro y los lobbies de Bruselas. Naciones invadidas
por inmigrantes ilegales que alimentan la delincuencia y la prostitución,
destruidas en su tejido social por ideologías políticamente correctas, llevadas
a sabiendas a la bancarrota por políticas económicas y fiscales imprudentes,
conducidas a la pobreza por la anulación de las protecciones laborales y de
seguridad social, privadas de futuro por la destrucción de la familia y la
corrupción moral e intelectual de las nuevas generaciones.
Lo que antes eran
naciones prósperas e independientes, diversas en sus respectivas
especificidades étnicas, lingüísticas, culturales y religiosas, se han
transformado ahora en una masa informe de personas sin ideales, sin esperanzas,
sin fe, sin siquiera la fuerza para reaccionar contra los abusos y crímenes de
quienes las gobiernan. Una masa de clientes corporativos, esclavos del sistema
de control detallado impuesto por la farsa pandémica, incluso ante la evidencia
de fraude. Una masa de personas sin identidad individual, marcadas con códigos
QR como animales en una granja intensiva, como productos de un enorme centro
comercial. Si este ha sido el resultado de la renuncia a la soberanía nacional
de todas las naciones -¡todas, sin excepción! – que se han confiado a la
colosal estafa de la Unión Europea, ¿por qué iba a ser Ucrania diferente?”
No nos engañemos. Sólo hay un malo en este conflicto. El
onmipresente Globalismo que chulo y confiado nos ataca, a todos, sin piedad.
La Resistencia se antoja urgente y necesaria. Mejor hacer
poco que no hacer nada.
Empecemos por desconfiar de sus voceros, los medios y las
redes, que se dedican, cual martillo pilón, a decirnos de qué nos tenemos que
preocupar y de qué no, qué nos tiene que gustar y qué no, a quién tenemos que
odiar (Facebook, ahora permite odiar a los rusos) y a quién no. En definitiva,
qué tenemos que pensar y qué no.
Si obedecemos, estamos perdidos. El distópico Nuevo Orden
Mundial será una realidad.