La escritura como terapia


lunes, 21 de marzo de 2022

Oro parece, plata no es - Parte III y última - Secretos y mentiras

Maestros de la intriga y la provocación, carentes de ética y de escrúpulos, los tiranos globalistas vienen socavando  la civilización occidental desde hace ya más de cien años, destruyendo y aniquilando su cultura y su identidad, principal obstáculo en su camino hacia la instauración de su anhelado Nuevo Orden Mundial.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia no deja de ser un nuevo movimiento en su particular partida de ajedrez donde no tienen reparo alguno en sacrificar peones en aras de la consecución del triunfo final.

Rusia-Putin, Ucrania-Zelenskyy, la Unión Europea y, sobre todo, sus respectivos pueblos, son esta vez los sacrificados.

A Putin le han echado tanta mierda encima, sea verdadera o falsa, que difícilmente levantará cabeza en un mundo que, la tele dixit, le quiere ver juzgado y condenado por su atrevimiento.

Rusia recibirá sanciones económicas adicionales a las que ya tenía lo que, en mayor o menor medida, afectará a su ya maltrecha economía.

Los rusos ya sufren la “rusofobia” de las idiotizadas masas occidentales que, tras mostrárseles el camino del odio al disidente durante la pantomima pandémica, arremeten contra los que en la tele son señalados, antes eran los no vacunados y ahora son los rusos. A este odio maseril, se une la inquina de Empresas e Instituciones, afines al buenrrollismo globalitario agendado, que toman represalias gratuitas y crueles en todos los ámbitos (laboral, cultural, deportivo, etc.) contra los rusos, sólo por serlo. Como cuando no te dejan jugar al tenis si no te inoculas. Mismo objetivo, mismas reglas.

A Zelenskyy le prometieron el oro y el moro si participaba en el acoso a Rusia y a la postre, más allá de inútiles aplausos, le han dejado con el culo al aire, eso sí dotándole de armamento que no hace más que alargar su agonía, agonía que sobre todo sufre su pueblo que tiene que abandonar su país con lo puesto, o quedarse a luchar en unas condiciones flagrantes de desigualdad con respecto al potencial bélico del enemigo.

Fiel lacaya del Deep State estadounidense que ni la quiere ni la respeta, la Unión Europea se ha enfrentado, sin motivo ni justificación alguna, con su principal proveedor energético comprometiendo el bienestar de su economía, ya muy tocada por la Pandemia, y el de su pueblo al que le tocará lidiar con una espiral inflacionista desbocada que llevará a muchos a la ruina o al borde de la ruina. Es el “no tendrás nada y serás feliz” de los repugnantes oligarcas que se frotan las manos imaginándonos inmovilizados, encerrados en nuestras casas y muertos de frío, como ya se han atrevido a sugerir con una insultante desfachatez el Borrell y la Botín, dos de sus esbirros patrios. Por su parte, Victoria Nuland, ex Subsecretaria de Estado norteamericana, escenificó su desprecio a la pusilánime y servil Unión Europea, cuando durante una conversación en el 2014 con su embajador en Ucrania soltó su ya tristemente famosa, pero altamente clarificadora, frase “Que se joda la UE”.

Pero entonces, ¿A quién beneficia esta guerra?.

Al Globalismo y, en especial, a su niño mimado, los EEUU, regidos por un poderosísimo Deep State valedor de los intereses de aquel. Los EEUU, alejados del escenario bélico y sin apenas relaciones comerciales con Rusia son los claros beneficiados por las sanciones que ellos mismos han promovido e instigado y que, de llevarse a cabo en su totalidad, incrementarán considerablemente sus exportaciones de Gas a Europa. Es curioso que Victoria Nuland, la del “Que se joda la UE”, declarara que «Si Rusia invade Ucrania, Nord Stream 2 no seguirá adelante», desactivando de esta forma el proyectado gasoducto entre Rusia y Alemania, sin pasar por Ucrania, que provocará que la UE tenga que adquirir gas licuado estadounidense, infinitamente más caro y mucho menos ecológico que el ruso. Nuevamente para servir a su amo, los perros obedientes de la UE reniegan de sus “principios” ecologistas que, no obstante, volverán a ser invocados cuando les resulte conveniente.

Esta oportuna guerra, por tanto, agravará la terrible crisis económica conscientemente iniciada gracias a la instauración a nivel global, con la inestimable colaboración de la muy fiel OMS, de una Dictadura Sanitaria sin parangón en la historia reciente. Pero lo más trágico es que esta guerra, además, les servirá para tapar las trágicas consecuencias que las aberrantes medidas tomadas al amparo de la falsa Pandemia han tenido para la población mundial. Y por si esto fuera poco, se servirán de la guerra para justificar, con la desfachatez que les caracteriza, la ya gravísima situación económica generada, para lo que ya han cursado a sus esbirros instrucciones al respecto.

No olvidemos que uno de sus lacayos más fieles, nuestro querido presidente Pedro Sánchez, en una reciente intervención en el Congreso, le echaba la culpa de todo a Putin, pese a que las tarifas energéticas llevaban disparadas desde mucho antes del comienzo de la guerra. Curioso también constatar, que TVE intentara avalar dicha afirmación, situando el comienzo de la guerra en diciembre, no en febrero, con lo que la manipulación de los medios resulta, a estas alturas, además de evidente, burda. Y para rematar el desaguisado y hundirnos más en la miseria, Su Sanchidaz se enamora de repente de Marruecos, con cuyo gobierno se jura fidelidad en el tema del Sahara, consiguiendo de esta forma enemistarse con Argelia, cuyo gas podría paliar en cierto modo la crisis de suministro provocada por el bloqueo a Rusia. Si este individuo no cumple órdenes, que venga Dios y lo vea.

 Y ¿de qué arteras maniobras se ha servido el Globalismo para provocar un conflicto que le viene como anillo al dedo? Pues, sin profundizar en exceso, ahí van algunas pinceladas.

Ya he citado la provocación, en la que son maestros consumados (lo demostraron en Pearl Harbour), como uno de los principales detonantes. La expansión de la OTAN hacia el Este de Europa, incumpliendo sus promesas tras la Guerra Fría ha tenido las consecuencias deseadas.

Otro de los actores principales en esta crisis es el corrupto Joe Biden, actual presidente de los EEUU y presa fácil del chantaje globalista dada su falta de honestidad. Biden fue la mano derecha, con poderes para manejar la política internacional, de Barack Obama. Como tal tendió la mano a los nacionalistas ucranianos sembrando la discordia con Rusia, todo para encubrir las oscuras maniobras de su hijo Hunter, contratado en 2014 como consultor por la mayor empresa energética (gas y petróleo) de Ucrania, Burisma Holdings. Para ello no dudo en escorar la política norteamericana en aras de facilitar a Ucrania el control del territorio oriental, en disputa con Rusia y objeto de deseo de Burisma por los codiciados depósitos de gas existentes en su subsuelo. A tal punto llegaron las maniobras de los Biden, que el procurador general ucraniano, Viktor Shokin, abrió una investigación sobre Hunter Biden, que se resolvió, tal y como reconoce su padre, el presidente Biden, mediante “su intervención sobre el entonces presidente Petro Poroshenko y el primer ministro Arsenij Yatseniuk para evitar las investigaciones sobre su hijo”. Biden, según publicó el New York Post, había amenazado con retener una garantía de préstamo de mil millones de dólares en Estados Unidos durante un viaje a Kiev en diciembre de 2015, “Si el Procurador General Shokin no es despedido, no tendrán el dinero» Y Shokin fue efectivamente despedido, salvando a Hunter de un nuevo escándalo.

Decisiva para el Globalismo en Ucrania fue la llamada Revolución del Euromaidan, por la que el Presidente Yanukóvich, proruso, fue derrocado para instalar un gobierno prooccidental. Fue una operación auspiciada por George Soros, tal y como declaró con franqueza a la CNN: «Tengo una fundación en Ucrania desde antes de que se independizara de Rusia; esta fundación siempre ha estado en el negocio y ha jugado un papel decisivo en los acontecimientos de hoy». Este cambio de gobierno precipitó un clima de guerra civil entre paramilitares nacionalistas ucranianos y partidarios de la permanencia bajo la órbita de Rusia. Tras los cruentos enfrentamientos de mayo de 2014, se firmó en septiembre de ese mismo año por representantes de Ucrania, Rusia, Donetsk y Lugansk, el Protocolo de Minsk, donde se acordaba la retirada de los grupos armados ilegales, del material militar, así como de los combatientes y mercenarios del territorio de Ucrania bajo la supervisión de la OSCE y el desarme de todos los grupos ilegales, acuerdo que el Gobierno ucraniano jamás cumplió para desgracia de las poblaciones de habla rusa de Donetsk y Lugansk, que han sufrido todo tipo de tropelías desde entonces ante la pasividad del bloque globalista, OTAN/EEUU/UE, que, como no podía ser de otra manera, miraron para otro lado.

Respecto al presidente Zelenskyy, actor cómico de éxito y miembro del descaradamente globalista “World Economic Forum” cumple perfectamente los requisitos para implementar la agenda de reformas que en materias como la igualdad de género o la economía verde todo país, Globalismo impone, debe adoptar. No es de extrañar que se haya beneficiado del apoyo del todopoderoso Klaus Schwab y sus aliados para llegar al poder y asegurarse de que el Gran Reseteo también se lleve a cabo en Ucrania. Claro que, oro parece, plata no es. La lucha contra la corrupción pregonada por el presidente ucraniano en su papel de «servidor del pueblo» no se corresponde, sin embargo, con la imagen que se desprende de él a partir de los llamados papeles de Pandora, en los que parece que el multimillonario judío Kolomoisky le pagó 40 millones de dólares en vísperas de las elecciones a través de cuentas en paraísos fiscales. Por no hablar de la persecución despiadada a la que somete a sus adversarios políticos, a la clausura de canales de televisión no afines (en febrero de 2021 cerró siete emisoras de televisión, entre ellas ZIK, Newsone y 112 Ucrania, todas ellas culpables de “amenazar la seguridad de la información y de estar bajo influencia rusa maligna”) y la colocación en puestos clave para el Globalismo de elementos pertenecientes a su estructura, como sucedió con el nombramiento de Mykhailo Fedorov, también miembro del World Economic Forum, como Vicepresidente y Ministro de Transformación Digital. El propio Zelenskyy ha admitido tener como inspiración al Primer Ministro de Canadá Justin Trudeau, uno de los más ladinos y crueles servidores del Globalismo Internacional, que ha provocado recientemente en su país una de las protestas más largas y multitudinarias de toda su historia.

Ahondando en este personaje y para arrojar luz sobre su relación con los muy globalistas Word Economic Forum y Fondo Monetario Internacional, me apoyo en las palabras del Arzobispo Viganò:

“Como ha demostrado el trágico precedente de Grecia, las soberanías nacionales y la voluntad popular expresada por los parlamentos son borradas de facto por las decisiones de las altas finanzas internacionales, que interfieren en las políticas gubernamentales mediante el chantaje y la extorsión descarada de carácter económico. El caso de Ucrania, que es uno de los países más pobres de Europa, no es una excepción.

Poco después de la elección de Zelenskyy, el Fondo Monetario Internacional amenazó con no conceder a Ucrania un préstamo de 5.000 millones de dólares si no cumplía sus exigencias. Es evidente que las intervenciones del FMI tienen como objetivo obtener el compromiso del gobierno ucraniano de alinearse con las políticas económicas, fiscales y sociales dictadas por la agenda globalista, empezando por la «independencia» del Banco Central de Ucrania del gobierno: un eufemismo con el que el FMI pide al gobierno de Kiev que renuncie al control legítimo sobre su Banco Central, que es una de las formas de ejercer la soberanía nacional, junto con la emisión de dinero y la gestión de la deuda pública. Apenas cuatro meses antes Kristalina Georgieva había lanzado el Gran Reseteo junto a Klaus Schwab, el príncipe Carlos y el secretario general de la ONU António Guterres.

Lo que no había sido posible con los gobiernos anteriores se llevó a cabo bajo la presidencia de Zelenskyy, que entró en la órbita del WEF junto con el nuevo gobernador del BCU, Kyrylo Shevchenko. Menos de un año después, para demostrar su fidelidad, Shevchenko escribió un artículo para el WEF titulado “Central banks are the key to countries climate goals and Ukraine is showing the” [Los bancos centrales son la clave para los objetivos climáticos de los países y Ucrania está mostrando el camino]  Así se aplica la Agenda 2030, bajo chantaje.

También hay otras empresas ucranianas que tienen vínculos con el WEF: la Caja de Ahorros Estatal de Ucrania (una de las mayores instituciones financieras de Ucrania), el Grupo DTEK (un importante inversor privado en el sector energético ucraniano) y Ukr Land Farming (líder agrícola en cultivos). Los bancos, la energía y la alimentación son sectores que encajan perfectamente con el Gran Reseteo y la Cuarta Revolución Industrial teorizados por Klaus Schwab.”

La guerra de Ucrania forma parte de los planes del Nuevo Orden Mundial. Sólo, como ya dije, leyendo el conflicto en clave globalista podemos hacernos una idea de a qué nos enfrentamos. Viganò lo explica así:

“La censura que se está imponiendo a las emisoras rusas está claramente dirigida a impedir que la narrativa oficial sea desmentida por los hechos. Pero mientras los medios de comunicación occidentales muestran imágenes del videojuego War Thunder, fotogramas de la película La Guerra de las Galaxias, explosiones en China, vídeos de desfiles militares, imágenes de Afganistán, del metro de Roma o imágenes de crematorios móviles, haciéndolas pasar por escenas reales y recientes de la guerra en Ucrania, la realidad se ignora porque ya se ha decidido provocar un conflicto como arma de distracción masiva que legitime nuevas restricciones de las libertades en las naciones occidentales, según los planes del Gran Reseteo del Foro Económico Mundial y la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

Es evidente que el pueblo ucraniano, más allá de las cuestiones que pueda resolver la diplomacia, es víctima del mismo golpe de estado global que están llevando a cabo las potencias supranacionales que pretenden, no la paz entre las naciones, sino el establecimiento de la tiranía del Nuevo Orden Mundial. Hace apenas unos días, la parlamentaria ucraniana Kira Rudik declaró a Fox News, mientras sostenía un kalashnikov: «Sabemos que no solo luchamos por Ucrania, sino también por el Nuevo Orden Mundial».

Las violaciones de los derechos humanos en Ucrania y los crímenes de las milicias paramilitares  denunciados reiteradamente por Putin no pudieron encontrar una solución política porque fueron planificados y fomentados por la élite globalista, con la colaboración de la Unión Europea, la OTAN y el deep state estadounidense, con un tono antirruso destinado a hacer inevitable una guerra cuyo objetivo es imponer, principalmente en Europa, la adopción forzosa del racionamiento energético, las restricciones a los viajes, la sustitución del papel moneda por el dinero electrónico y la adopción del DNI digital. No estamos hablando de proyectos teóricos. Se trata de decisiones que están a punto de tomarse concretamente tanto a nivel europeo como en cada país.”

Más allá de la evidente falta de legitimidad de la intervención de la OTAN y la UE en Ucrania, mediante el envío de fondos y armas a un país que no es miembro de ninguna de las dos instituciones, llama la atención como algunos esbirros, países y organismos internacionales se toman la libertad de saltarse sus propias normas si sus amos así se lo ordenan. Es llamativo el caso de la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que violando los artículos 9, 11 y 12 del Tratado de Lisboa, toma la decisión de enviar fondos y armas a Ucrania, decisión que no es de su competencia, ya que el Consejo Europeo y el Alto Representante son los facultados para ello. Perra obediente a la que nadie osa parar, pese al peligro que su decisión supone para los europeos que se exponen a hipotéticas represalias rusas.

Y para ir terminando, vuelvo a recurrir a la clarividencia de Viganò cuando dice,

“La crisis ruso-ucraniana no estalló de repente hace un mes. Ha sido preparada y fomentada durante mucho tiempo, comenzando ciertamente con el golpe blando de 2014 que fue deseado por el deep state estadounidense en clave antirrusa. Así lo demuestra, entre otros hechos incontestables, el entrenamiento del Batallón Azov por parte de la CIA «para matar rusos». , Las intervenciones realizadas por Joe y Hunter Biden han ido en la misma dirección. Por lo tanto, hay pruebas de una premeditación a largo plazo, coherente con la implacable expansión de la OTAN hacia el Este. La Revolución de Colores de Euromaidan, así como el establecimiento de un gobierno pro-OTAN compuesto por homines novi entrenados por el Foro Económico Mundial y George Soros, tenían como objetivo crear las condiciones para la subordinación de Ucrania al bloque de la OTAN, alejándola de la influencia de la Federación Rusa. Para ello, la acción subversiva de las ONG del filántropo húngaro, apoyada por la propaganda mediática, ha mantenido en silencio los crímenes de las organizaciones paramilitares, financiadas por los mismos que patrocinan a Zelenskyy.

Por otra parte, sin el pretexto de una guerra, ¿cómo podrían justificar la subida del precio del gas y de los carburantes, forzando el proceso de transición «ecológica» impuesto desde arriba para controlar a las masas empobrecidas? ¿Cómo podrían hacer tragar a los pueblos del mundo occidental la instauración de la tiranía del Nuevo Orden Mundial, cuando la farsa de la pandemia se desvelaba y sacaba a la luz los crímenes contra la humanidad cometidos por las grandes farmacéuticas?

Y mientras la UE y los jefes de gobierno culpan a Rusia de la inminente catástrofe, las élites occidentales demuestran que incluso quieren destruir la agricultura, para aplicar los horrores de la hambruna a escala mundial. Por otra parte, en muchas naciones (entre ellas Italia) se está teorizando la privatización de las vías fluviales -y el agua es un bien público inalienable- en beneficio de las multinacionales y con el objetivo de controlar y limitar las actividades agrícolas. Hoy en día, a la luz de las sanciones impuestas a Rusia y de la enorme reducción del suministro de cereales, podemos entender las enormes inversiones de Bill Gates en agricultura, siguiendo la misma lógica despiadada de obtención de beneficios ya experimentada con la campaña de vacunación.

…porque mientras se les promete (al pueblo ucraniano)  la libertad frente al invasor con el que comparten la herencia religiosa y cultural común de haber sido en su día parte de la Gran Rusia, en realidad lo que se está preparando cínicamente es su anulación definitiva, su esclavización al Gran Reseteo que prevé todo menos la protección de su identidad, su soberanía y sus fronteras.

Que el pueblo ucraniano mire lo que les ha pasado a las naciones de la Unión Europea: el espejismo de la prosperidad y la seguridad se derrumba con la contemplación de los escombros dejados por el euro y los lobbies de Bruselas. Naciones invadidas por inmigrantes ilegales que alimentan la delincuencia y la prostitución, destruidas en su tejido social por ideologías políticamente correctas, llevadas a sabiendas a la bancarrota por políticas económicas y fiscales imprudentes, conducidas a la pobreza por la anulación de las protecciones laborales y de seguridad social, privadas de futuro por la destrucción de la familia y la corrupción moral e intelectual de las nuevas generaciones.

Lo que antes eran naciones prósperas e independientes, diversas en sus respectivas especificidades étnicas, lingüísticas, culturales y religiosas, se han transformado ahora en una masa informe de personas sin ideales, sin esperanzas, sin fe, sin siquiera la fuerza para reaccionar contra los abusos y crímenes de quienes las gobiernan. Una masa de clientes corporativos, esclavos del sistema de control detallado impuesto por la farsa pandémica, incluso ante la evidencia de fraude. Una masa de personas sin identidad individual, marcadas con códigos QR como animales en una granja intensiva, como productos de un enorme centro comercial. Si este ha sido el resultado de la renuncia a la soberanía nacional de todas las naciones -¡todas, sin excepción! – que se han confiado a la colosal estafa de la Unión Europea, ¿por qué iba a ser Ucrania diferente?”

No nos engañemos. Sólo hay un malo en este conflicto. El onmipresente Globalismo que chulo y confiado nos ataca, a todos, sin piedad.

La Resistencia se antoja urgente y necesaria. Mejor hacer poco que no hacer nada.

Empecemos por desconfiar de sus voceros, los medios y las redes, que se dedican, cual martillo pilón, a decirnos de qué nos tenemos que preocupar y de qué no, qué nos tiene que gustar y qué no, a quién tenemos que odiar (Facebook, ahora permite odiar a los rusos) y a quién no. En definitiva, qué tenemos que pensar y qué no.

Si obedecemos, estamos perdidos. El distópico Nuevo Orden Mundial será una realidad.

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