La escritura como terapia


miércoles, 15 de junio de 2022

Mas que necios, corruptos

Cuando la imposición de sanciones comerciales a un determinado país supone un mayor perjuicio para el sancionador que para el sancionado, el sancionador es, en el mejor de los casos, un necio.

En el peor, un corrupto, que sacrifica a su pueblo para salvaguardar oscuros intereses a cambio de sucias prebendas.

Ya antes de la guerra de Ucrania, se veía venir el suicidio económico de Europa. La escalada de precios de los suministros energéticos ya tiraba de la inflación en diciembre de 2021, agravando la profunda crisis fomentada y mantenida por nefastos gobernantes con la escusa pandémica.

Con la guerra, tapan sus vergüenzas, señalan a un culpable y nos dan la puntilla. Cortina de humo para seguir con su agenda. Nueva fase. Operación ruina.

Nos dicen, a través de sus vociferantes medios de comunicación,  que “debemos” tomar partido por uno de los contendientes, aunque ello suponga enormes sacrificios.

¡Que desfachatez!

Nos colocan, por Ucrania, una inflación real superior al 30%, se desploman las bolsas (y los planes de pensiones), suben los tipos de interés (ahogando a los hipotecados) y convierten subsidios y pensiones mínimas en pura limosna. Y pretenden que les estemos agradecidos por ello, ya que nos venden la moto, que muchos compran, de que actúan de forma desinteresada y altruista para librar al mundo del demonio putinesco.  

El que tenía 100, ahora tiene 70; el que tenía 1000, ahora tiene 700. El que ganaba 1000, ahora gana 700, y el que ganaba 2000, ahora gana 1400. La inflación. Y nos la han colocado a todos. Bueno a todos no. A los corruptos gobernantes, europeos o patrios, que nos han llevado a esta situación, les habrán compensado debidamente por su lealtad, minimizando el impacto económico que todo este asunto haya podido tener en sus miserables vidas y permitiéndoles seguir con su opulento estilo de vida, plagado de lujos de los que disfrutan en sus confortables mansiones perfectamente acondicionadas y climatizadas. Que ellos sí pueden pagar la luz, el gas y la gasolina, que llegará a los 3 euros el litro como vienen anunciando los “acojonadores” oficiales de los noticieros de Antena 3. Gran “esfuerzo” el suyo.

Quieren sacrificarnos para honrar a su Becerro de Oro y nos lo están gritando a la cara.

Nos han colado una falsa pandemia, salpicada de repugnantes medidas coercitivas e ilegales destinadas a cercenar nuestra libertad, a humillarnos, a causarnos dolor, enfermedad y muerte. Y ahora nos cuelan una crisis brutal, con subidas de precios en porcentajes jamás antes alcanzados. ¿Qué será lo siguiente? Y, lo que es más importante, ¿Para cuándo una reacción?

Porque sinceramente, no entiendo la inacción, la resignación. ¿Qué nos tienen que hacer?, ¿Cuál es el punto de inflexión?

Pese a la gravedad de la situación y a su especial incidencia en las clases más desfavorecidas, partidos, sindicatos y asociaciones de todos los colores, guardan un inquietante y generalizado silencio, muy sospechoso, y se abstienen de movilizar a sus asociados. Es como si la culpa les impidiera pedir, en las calles, el fin de esta devastadora forma de gobernar, ajena al bienestar del pueblo y claramente orientada a la consecución de los intereses de la cruel y amoral Oligarquía globalista.

Como ha dicho el Papa, otro que tal baila, la III Guerra Mundial ya está aquí. Y tiene información privilegiada. Lo malo es que, para favorecer interpretaciones precipitadas, oculta quienes son los contendientes. Guerra es, sin armas que no incruenta, entre el pueblo y los oligarcas que ansían hacerse con su soberanía y con su libertad. Por tanto, toca guerra de guerrillas. Cada uno en su entorno. Ir haciendo labor. Dando voz al descontento. Amenazando sus veladas de caviar y Moet-Chandon. Mostrando las uñas. Exteriorizando la rabia y la indignación. Cuestionando su “verdad”. Exigiendo justicia. Gritando, gritando y gritando. Luchando, luchando y luchando. Las guerras no se ganan solas. Y en esta nos jugamos el futuro, la vida y, como decía Braveheart, la libertad.

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