Es poneros el capote y allá que vais. Entes pasivos que únicamente reaccionais ante estímulos procedentes de fuentes oficiales, las únicas que garantizan estar del lado cómodo, que no veraz, de la realidad.
Y por eso, por pusilánimes, por dejados o por necios, nos lleváis a todos a un pozo del que va a ser muy difícil salir.
Sí, hablo del bozal, instrumento de tortura nuevamente impuesto al que no dulcificaré llamándolo mascarilla y del que se sirven gobernantes psicóticos para pisotear una y otra vez nuestra ya maltrecha dignidad.
Ni comité de expertos, ni informes que lo avalen, ni Cristo que lo fundó. Todo invención y mentira. Y vosotros sin enteraros.
Desenmascaradas y desacreditadas todas las medidas que en su día se tomaron y demostrada su inutilidad y su ilegalidad, ya no toca compadecerse de vosotros, crédulos enmascarados. Toca señalaros como colaboradores necesarios de este despropósito, como cómplices de la aniquilación de nuestra forma de vida y del atropello a nuestra libertad.
Y no, no sois los más listos, ni los más responsables, ni los más respetuosos, por mucho que los malditos poderosos os lo hagan creer. Lo que sois es tontos, envidiosos, cobardes, suicidas, irresponsables e irrespetuosos.
Os rendis a una distopía que vuestro intelecto es incapaz de imaginar y nos arrastrais a todos en vuestra caída.
Y ahora, miserables, preparad vuestras bolsas de picnic e iros a pasar el día a la sala de espera de un hospital, donde seréis los reyes del mambo, obedientes cumplidores felizmente embozados de la normativa vigente, que no legal. Disfrutad respirando vuestra propia inmundicia y regocijaros en vuestra placentera mediocridad.
Disculpadme si no os acompaño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario