La escritura como terapia


viernes, 8 de mayo de 2020

Adoctrinamiento

Si hay algo que esta pandemia nos está mostrando es la intolerancia, el fanatismo diría yo, de una parte significativa de la población.

Porque no contentos con defender sus postulados y su apoyo incondicional al Gobierno de nuestra nación, intentan adoctrinar a los que, rebeldes ellos, se resisten a comulgar con la doctrina oficial. Y lo hacen, sin ponerse límite alguno, seguros de que el estar del lado del poder les da vía libre para pisotear sin miramiento a los que osan aventurar una opinión distinta a la que ellos han abrazado.

Empiezo a estar algo cansado de adeptos al régimen que, como si de comisarios políticos se tratara, tienen la desfachatez de ocupar espacios privados para intentar adoctrinar a las masas.

Me estoy refiriendo a aquellos que, además de repetir como loros las consignas del Gobierno en sus perfiles de las omnipresentes redes sociales, se permiten el lujo de, mediante comentarios más o menos velados, intentar, en perfiles ajenos, imponer su doctrina.

Pues bien, señoras y señores, que sepáis que es prepotente y de una pésima educación aprovechar entradas en perfiles de redes sociales que no son vuestros para con vuestros comentarios intentar adoctrinar y llevar al, según vosotros, camino correcto al disidente en cuestión.

Parece que en esta especie de locura vírica se os haya ido la olla. Parece que habéis olvidado que no todo el mundo está obligado a pensar como vosotros. Parece que sólo pueden ser vuestros amigos, o amiguetes, aquellos que piensen como vosotros.

Triste, muy triste, es que esto sea así. Que la amistad se base en la ideología clónica de quienes la comparten es patético. Los amigos, amiguetes si queréis, no pueden ser clónicos. Porque de ser así, dónde queda la tan reivindicada diversidad.

Señoras y señores con vocación de comisarios/as políticos/cas, usad vuestros propios perfiles para difundir vuestras ideas y absteneros de comentar opiniones ajenas con espíritu adoctrinador. Valorad las virtudes de vuestros amigos/amiguetes por encima de su forma de pensar. Y, sobre todo, respetad sus opiniones, si queréis que sean respetadas las vuestras.

El perfil en redes sociales (Instagram, Facebook, blogs, etc.) es un ámbito privado que se debe respetar. Cada uno en su perfil es libre de expresar las opiniones que crea convenientes y nadie, repito, nadie, está facultado para emponzoñarlas mediante mensajes supuestamente ejemplarizantes, pero al fin y al cabo partidistas y doctrinales.

Respeta si quieres ser respetado. Es la clave. Jamás he mostrado mi disconformidad, o indignación, con una entrada, sea en la red social que sea, que me haya provocado dichos sentimientos. Porque siempre queda la opción de no leer, de no seguir, de ignorar. Si os resulto incómodo, hacerlo conmigo. Pero no me faltéis al respeto con consignas y soflamas. Eso sí que es insultante. Y no os lo voy a permitir.

Si lo entendéis, buenos momentos, a pesar de las diferencias, nos esperan en un futuro próximo. Si no es así, candidato al gulag me temo que soy.

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