Hoy he dado de baja a un "amigo" en Facebook.
Porque aunque ya había dado muestras de ser un individuo
repugnantemente rastrero, retorcido, cultivador de la falsa modestia y falso
adulador, uno puede asumir que esas "virtudes" son más frecuentes de
lo deseable en las personas que frecuentan las ya consolidadas y prácticamente
inevitables redes sociales.
Pero lo que ya es el colmo y en modo alguno asumo ni acepto es que este individuo haga impúdica ostentación de su supuestamente generoso y desinteresado proceder. Con su entrada tipo "fulanito está en el hospital x donando sangre" se equipara a empresas y famosillos que cuando realizan algún tipo de actividad benéfica o solidaria pierden el culo en asegurarse de que se sepa hasta en el último rincón del universo porque su generosidad, presumiblemente falsa y evidentemente interesada, vende.
Los de verdad generosos y solidarios son también desinteresados y humildes y suelen resultar invisibles para el resto de la humanidad. No necesitan reconocimiento ni notoriedad. A ellos me quiero parecer y no a este, mi ex-amigo del Facebook.
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