La escritura como terapia


viernes, 12 de diciembre de 2014

Aventuras y desventuras de un peregrino dolorido - La mochila

Mi primera jornada me llevó hasta Rabanal del Camino, jornada fácil sobre el papel, de unos 20 km. y con un perfil básicamente llano. Pero no contaba con la mochila, la gran protagonista del día.

Durante la primera mitad de la jornada hizo notar sobre mis hombros su implacable presencia. Fue una lucha constante para conseguir unos ajustes que minimizaran su impacto. Menos mal que en unas 5 horas cubrí la etapa, lo que evitó, al menos ese día, que mi espalda terminara excesivamente maltrecha.

Cuando preparaba el Camino, leí numerosos artículos acerca de la mochila: sus características, su tamaño, su peso máximo recomendado, etc. Lo cierto es que tomas nota mental de todo ello, intentas comprar la mochila más adecuada de acuerdo a tu presupuesto y, finalmente, casi siempre la cargas más de lo recomendable. Ahora me doy cuenta de que esos 3 o 4 kilos de más, que parecen nada, significan mucho, y que con la debida experiencia se puede conseguir evitarlos. No es fácil sujetarse a la hora de echarle cosas a la mochila, pero cuando estas inmerso en el Camino, lo que darías por haber prescindido de algunas.

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