La escritura como terapia


domingo, 2 de noviembre de 2014

Aventuras y desventuras de un peregrino dolorido - Fragancias

Dos olores recuerdo del Camino. Uno agradable. El otro, nauseabundo.

Del primero se disfruta, sobre todo, en las proximidades de Arzúa, ya bien adentrados en tierras gallegas. Se trata de un penetrante olor a eucalipto, más intenso en el frescor de las primeras horas del día, que, cual Vick Vaporub natural, te deja los conductos nasales limpios como la patena.

El segundo se sufre al acercarse a las explotaciones de ganado bovino, donde un intensísimo olor 
avinagrado penetra con fuerza en los conductos respiratorios obligándote a apretar el paso para salir cuanto antes de su área de influencia. Compadezco a los que trabajen o vivan en sus alrededores, aunque supongo que a fuerza de costumbre ya ni lo notarán.

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