La escritura como terapia


martes, 14 de octubre de 2014

Historia de un parado - De la envidia irracional

Tal y como plasmó maravillosamente Stevenson en su celebérrima obra “Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde” en la psiqué de toda persona luchan denonada y permanentemente el bien y el mal con el claro objetivo de lograr la supremacía y condicionar el comportamiento.

Hasta ahora, mi mundo estaba tan controlado como el experimento del Dr Jekyll. El bien mandaba y ante cualquier intento por parte de Mr Hyde de sobrepasar los límites socialmente aceptables, bastaba tomarse el antídoto y problema resuelto.

Todo se complica cuando, en el comportamiento de un elevadísimo número de congéneres, observas que el mal está ganando la batalla y que fruto de ello tu vida ha sido transformada radicalmente, a peor y con una crueldad inusitada, en un momento en el que la lucha se antoja harto difícil. Es entonces cuando Mr Hyde aparece, y lo hace amparado en el desprecio que recibe. Es entonces cuando el bien y el mal transitan por líneas paralelas peligrosamente cercanas, y es entonces cuando el desprecio a la sociedad y a los elementos que la componen parece plenamente justificado.

Todo el que tiene trabajo, dinero y salud es envidiado de una forma tan irracional como real. La situación propia es percibida como injustificada e inmerecida. No encuentro el porqué por mil veces que me lo pregunte. Tampoco el futuro muestra su mejor cara. De la intervención divina, visto lo visto, Mr Hyde no quiere oír ni hablar.

Todavía me queda antídoto para revertir la situación. Todavía ejerzo de Dr Jekyll con la suficiente lucidez como para saber que los fugaces pensamientos que atraviesan mi mente son debidos a los efectos de la maldita pócima y que de momento me quedan fuerzas para dominarlos. Lucho por no quedar definitivamente convertido en otro Mr Hyde de los muchos que pululan por este mundo. Dicho queda. Amén.

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