¡Dios
te guarde, mundo!, pues en tu casa abaten a los privados y subliman a
los abatidos, pagan a los traidores y arrinconan a los leales, libran al
malicioso y condenan al inocente, despiden al más sabio y dan salario
al que es más nescio, finalmente, allí hacen todos todo lo que quieren y
muy pocos lo que deben.
Fragmento, también éste, del capítulo XXIV del libro V del “Simplicius Simplicissimus” de H. J. Ch. Von Grimmelshausen, publicado en 1669.
Casi 350 años después, podríamos decir prácticamente lo mismo, sin temor alguno a equivocarnos.
Fragmento, también éste, del capítulo XXIV del libro V del “Simplicius Simplicissimus” de H. J. Ch. Von Grimmelshausen, publicado en 1669.
Casi 350 años después, podríamos decir prácticamente lo mismo, sin temor alguno a equivocarnos.
Habrá que situar a la justicia social y laboral en el ámbito de la utopía. Poco margen de mejora tiene, a estas alturas, el hombre.
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