Es en extremo indignante sufrir a personas que antes,
durante y después de la experiencia del Camino, se atreven a juzgar y a valorar
si el número de kilómetros recorridos merece su aprobación o su desprecio.
Nadie que haya hecho el Camino y tenga dos dedos de frente
osaría hacer comentarios que resten valor al esfuerzo que cualquier peregrino
realiza para conseguir su propósito.
Se me abren las carnes cuando escucho a personas que no han
dado un paso en su vida, juzgar insuficientes los kilómetros recorridos por
este o aquel peregrino, al que desprecian por ello. Suelen ser puristas
descerebrados e ignorantes a los que sólo les vale el Camino Francés, el único
del que han oído hablar, y desde Roncesvalles. Son como inquisidores modernos
que no dudarían en echar a la hoguera al que no haya completado la totalidad del
trayecto.
Peor son los que habiéndolo recorrido en un número
determinado de kilómetros, desprecian a los que han cubierto menos distancia
que ellos. El Camino para ellos es una competición. Se equivocan, y su necedad
se lo impide ver.
Son tantos los momentos de esfuerzo y sufrimiento que un
peregrino ha de soportar, que merece, al menos, respeto. Por tanto cuando
encuentres a uno, amigo prepotente, necio, descerebrado y estúpido, abstente de
hacer comentarios que minusvaloren su esfuerzo. De lo contrario, demostrarás lo
despreciable que puedes llegar a ser, y eso no es nada bueno para tu imagen.
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