Que maravilloso sería el Estado de Derecho si aparte de
enumerar derechos los hiciera cumplir. Me encanta saber que según la
Constitución tengo derecho al trabajo, pero más me encantaría tener uno.
Como este nuestro querido Estado vive de las apariencias,
tiene que dar la sensación de que realmente se preocupa por nosotros y de que
hace todo lo posible por conseguirnos trabajo. Pues una de dos, o no hace nada
o lo hace rematadamente mal.
No sólo no se genera empleo sino que desde el propio Estado
se destruye. Caso del ERE que me ha tocado vivir en una Entidad financiera
intervenida y por tanto bajo la tutela del Estado. Y como, habiéndome enviado a
la calle, tiene que aparentar que se preocupa por buscarme un empleo, establece
la obligación de facilitar a los afectados la tutela de una empresa de
recolocación que consiga minimizar el impacto.
También sería maravilloso que la empresa de recolocación,
recolocara, en lugar de dedicarse a repetirnos machaconamente lo mal que está la
situación, lo difícil del mercado de trabajo y lo negro que lo tenemos para
encontrar empleo.
Desde luego el apoyo sicológico que recibimos es más
adecuado para empujarnos al suicidio que para cargarnos de optimismo. Claro
que, bien pensado, a lo mejor es lo que se pretende. Muerto el perro se acabó
la rabia. El suicidado descansa, la empresa de recolocación se quita un muerto,
nunca mejor dicho, de encima, y el Estado resta uno de la lista de parados lo
que contribuye a maquillar las estadísticas y alimentar su repugnante ego.
A lo que se dedica la empresa de recolocación es a cubrir el
expediente. Se limita a dar una serie de consejos para buscar empleo, la mayor
parte de los cuales se pueden encontrar fácilmente en Internet. Busca en la
red y nos envía ofertas de trabajo sin
preocuparse de que se ajusten a nuestro perfil y a nuestra situación y, en la
inmensa mayoría de los casos, con requisitos que ni cumplimos ni estamos en
condiciones de cumplir a corto plazo. Las gestiones directas con empresas son
muy escasas y con resultados, en mi caso, nulos. Todo esto para podernos decir que lo han intentado y que no se puede
hacer más por nosotros en un mercado laboral tan adverso. Como coartada está bien, pero a mí no me
sirve.
Pueden hacer más, muchísimo más. Una empresa de recolocación
que se precie debería ser capaz de encontrar trabajo a un elevado porcentaje de
los trabajadores que se colocan bajo su tutela, sin dejarlo todo supeditado al
éxito que éstos puedan tener gestionando directamente la búsqueda. Que cada uno
de nosotros se va a dejar la piel buscando trabajo se da por supuesto y la
duda, que la han manifestado, ofende. Una empresa de recolocación que se precie
debería conocer al dedillo las características de todos y cada uno de los
trabajadores tutelados, buscando y facilitando contactos con empresas que les
necesiten, y no pretender que dichos trabajadores se ajusten a corto plazo a
las exigencias predominantes en el mercado de trabajo, absurdas donde las haya.
Pongamos un ejemplo. Una empresa de servicios de jardinería
aplica a sus trabajadores, algunos de los cuales llevan trabajando más de 30
años, un ERE. Hace 30 años para trabajar en una empresa de dichas
características los requisitos a cumplir no eran demasiados ni, por supuesto,
disparatados, por lo que tenemos trabajadores que se van al paro sin tener,
pongo por caso, ni el Graduado Escolar, pero en cambio saben de jardinería lo
que no está escrito. ¿Qué debería de hacer la empresa de recolocación? Pues
buscarles empresas que necesiten jardineros experimentados, sin importarles la
formación complementaria que puedan acreditar, formación que, por otra parte,
no les va a ser de utilidad en su puesto de trabajo. Es decir, buscarles
empresas que no apliquen los malditos y absurdos filtros de eliminación. Pero
¿qué es lo que realmente hacen?. Pues decirles a esos trabajadores que salvo
que se pongan a estudiar como locos hasta que consigan tener una carrera, un
par de masters, y dominen un mínimo de dos idiomas, no van a tener la más
mínima oportunidad de encontrar trabajo y que, por supuesto, será culpa suya
por no haber estudiado en su momento en lugar de trabajar desde tan jóvenes. No
te jodes, si al final hasta habrá que pedir perdón por haber estado trabajando
toda la puta vida. No conciben, estos señoritingos, que a lo mejor muchos de
los que empezaron tan jóvenes era porque tenían que ayudar a sobrevivir a sus
familias y no se podían permitir, ni por asomo, seguir estudiando
Pero eso sí, para aprovechar sinergias sí están espabilados,
ya que ofrecen cursos de formación, de pago, a los pobres parados que caen en
sus manos, que después de todo tienen indemnizaciones frescas de las que hay
que intentar sacar tajada.
Lo peor de todo es que, como agentes dobles, juegan a dos
bandos. Además de empresa de
recolocación, consultora. Además de, teóricamente, ayudarnos a encontrar
empleo, hacen para las empresas el trabajo de eliminación de candidatos
aplicando los malditos filtros que nos van a impedir encontrarlo (algunos, que
no se dicen pero se aplican, como la edad y el sexo, claramente
discriminatorios y que a muchos de nosotros nos dejan sin opciones). Si se
trabaja para ambos bandos, la cuerda se romperá por la parte más débil y
nosotros, los trabajadores, somos esa parte.
¿Éticamente correcto?. Que cada cual juzgue. Yo tengo clara
mi opinión.
Señores de las empresas de recolocación, si los trabajadores colocados bajo vuestra tutela no encuentran trabajo, el fracaso es vuestro.
Señores que contratan a las empresas de recolocación, si no
controláis el resultado final del trabajo realizado por éstas y os limitáis a
cumplir con lo que os exige la ley, estaréis simplemente cubriendo el
expediente, por tanto tener la decencia de no disfrazarlo de compromiso social.
No cuela.
Señores del Estado… Iba a escribir algo pero las arcadas me
lo impiden hacer.
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