Hemos asistido expectantes al número circense al que denominan “La fiesta de la democracia”, ese en el que muchos ponen un papel en una urna pensando que dicho papel es de una importancia vital para el buen funcionamiento institucional.
Ha sido, esta vez, en la Comunidad de Madrid, donde una señora ha ganado prometiéndonos, una y otra vez, que ella y sólo ella podía garantizarnos la libertad, esa libertad que hemos visto cruelmente pisoteada con la coartada pandémica.
Siniestros, es cierto, eran sus adversarios. Clones del poder central y, como tales, ávidos de continuar con el Estado de Terror impuesto por aquel. Su debacle, un pequeño respiro.
Inquietante, no obstante, resulta constatar a qué partido sirve esta Juana de Arco de pacotilla. Un partido que lleva años caracterizándose, como casi todos los que participan en este show mal llamado Democracia, por ser tan servil a sus amos como los que ahora ostentan el poder y lo evidencian sin disimulo alguno.
Bochornosas escenas parlamentarias donde escenifican un falso antagonismo, a pocos pueden ya engañar, sobre todo teniendo en cuenta que a la hora de la verdad siempre se ponen de acuerdo en aprobar todo tipo de disposiciones, despropósitos diría yo, que benefician a unos pocos a costa de machacarnos a muchos.
Yo creo, que lo de la Sra. Ayuso es una cuestión de conciencia. Bajo su declarado cristianismo y sabedora de que, según su doctrina, puede eludir la justicia humana pero nunca la divina, intenta ser justa en la medida en que la dejan, que supongo será poco.
Por eso sería bueno que recordara que no cumplir las promesas dadas no deja de ser un pecado que merece ser castigado.
Libertad, es lo que nos ha prometido. Y es lo que quiero. Y lo quiero ya. No me vale a estas alturas que nos siga encerrando en nuestras casas, en nuestros barrios o en nuestras ciudades. No me vale que me mande a casa en horario infantil. No vale que me discrimine obligándome a llevar un carnet de vacunación. No me vale salir a la calle con la cara tapada con una mascarilla. Todo eso no es libertad. Ya no cuela, después de un año de falsa pandemia, seguir con la excusa de la salud pública. La Sra. Ayuso y su equipo de incondicionales tienen los datos, los conocimientos y el acceso a fuentes que les permiten saber lo que de verdad está pasando, y continuar, como siguen haciendo, pidiendo instrumentos para poder someter al pueblo a vejatorias privaciones de libertad invalida el eslogan de su campaña electoral.
No sea hipócrita, Sra. Ayuso, y tenga un gesto para demostrar su buena fe. De lo contrario, en poco se diferenciaría de los enemigos a los que ha derrotado en las urnas.
Podría ser, el gesto, cambiar de obligatorio a voluntario el uso de mascarilla en exteriores, inútil desde el punto de vista sanitario como usted muy bien sabe. A lo mejor así nos creemos que en breve vamos a recuperar esa libertad, plena y sin condiciones, que nos ha prometido.
Y si no es así, espero que Dios, su Dios, se lo haga pagar.
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