miércoles, 25 de mayo de 2022

Nos van a dar la del mono ¿o era la del pulpo?

Cuando las creencias covidianas se derrumban irremisible y estrepitosamente ante la evidencia de su falsedad y cuando el entremés bélico putinesco-zelenskiniano pierde fuerza mediática por momentos, Davos productions y OMS entertainment presentan”La viruela del mono”, también conocida como “Pandemia II, la agenda continúa”.

Asistir a las sucesivas funciones del circo televisivo para constatar como proceden a repetir patrones ya usados en los albores de la pesadilla coronavírica, es cómico, por su torpeza, y trágico, por su siniestra intencionalidad.

Estamos en los momentos iniciales del nuevo coco vírico, la viruela simiesca, que llega tan de seguido que a algunos ni tiempo les ha dado de reunir el valor suficiente para quitarse el bozal.

Igual que hicieron en su día, los oligarcas globalistas cursan instrucciones a sus asalariados -políticos, periodistas, médicos o biólogos- para que comiencen a crear confusión e inseguridad en la población. Paso previo a la reactivación del terror.

Hoy digo lo uno y mañana lo contrario, teorizo sin pudor, digo verdades a medias o directamente miento. Resumiendo, le tomo el pelo a la gente. Una vez más.

En sólo una semana, escuchando los patéticos noticieros televisivos afectos al distópico régimen de terror, he escuchado sandeces como para cabrear al más pintado.

Lo que por la mañana era una enfermedad de transmisión sexual o por contacto estrecho, por la tarde se transmitía a través del aire gracias a las socorridas gotículas. Y que me decís de la PCR, que resulta que también sirve para detectar la viruelita de marras, o lo que es lo mismo, para crear una nueva, y falsa, pandemia. Enfermedad endémica africana, allí ni un solo caso. En los países gobernados por los más indecentes políticos, declarados globalistas, es dónde milagrosamente han aparecido los infectados. Nos dicen que ni un solo estudio demuestra la transmisión de humanos a animales y afirman que esta enfermedad siempre cursa con sintomatología, lo que descarta la posibilidad del temido asintomático; dicho lo cual ya se apresuran a amenazar, sosteniendo lo contrario, con confinar 45 días a los enfermos, a sus contactos estrechos aunque no presenten síntomas y a sus mascotas, por si acaso.

Eso sí, milagrosamente y coincidiendo casi exactamente con los casos ampliamente difundidos por los medios, parece ser que ya está lista una vacuna contra este tipo de viruela, desarrollada desde hace diez años, lo que no deja de ser bastante sospechoso, por no hablar de las adquisiciones recientes y masivas por parte de algunos gobiernos de infinitas dosis de la vacuna contra la viruela, enfermedad erradicada oficialmente en 1980. España, sin ir más lejos y vaya usted a saber porqué, adquirió en 2019 dos millones de dosis.

Y a todo esto el Bill Gates, que ya va de un chulo que te cagas, a finales de 2021 avisó de un inminente y más que seguro ataque “terrorista” de viruela, guerra bacteriológica en toda regla de la que nos falta, aunque sospechas tenemos, conocer la identidad del agresor. Su solución, que este hombre no da puntada sin hilo, centralizar la futura lucha contra esta u otras pandemias en la OMS, organización privada y supranacional, ampliamente financiada por el propio Sr. Gates, a la que le vendría bien que le fuera cedida la soberanía nacional en materia de Sanidad de todos los países miembros. Por el bien común ¿O no?

En fin, que no sigo. Que ya con lo escrito se vislumbra que, si no lo remediamos, nos van a dar la del pulpo. Que tiren “pa´lante” depende de si nos la vuelven a colar. Esto se para si decimos NO. Así de sencillo. De lo contrario no vamos a tener brazos para tanta vacuna ni estómago para tanta prohibición, para tanto sufrimiento y para tanta humillación.